David Acebes: La Vida, conmigo

Segundo Premio de Poesía en el VI Certamen Literario Ateneo Blasco Ibáñez. 2015

La Vida, conmigo

[Homenaje a Francisco Brines]

La vida se fue conmigo
y me he quedado sin mí,
y el vacío que ahora tengo
no me lo llena el morir.

La imagen en que me miro
más que reflejarme a mí
soy yo mismo: una apariencia
que ahí existe, sin vivir.

GLOSA

La vida se fue conmigo
a un lugar por descubrir,
donde sigo, sin morir,
con la muerte de testigo.
A lo sumo, contradigo

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un dichoso sentimiento
que confunde lo que siento
con la pose de sentir,
como quiera que vivir
es un leve pensamiento.

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Y me he quedado sin mí,
sin un cuerpo que me obligue,
cual fantasma que persigue
lo que deja tras de sí.
Si tú sabes que nací

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condenado de antemano
por la vara de un tirano,
tan atroz como divino,
que conoce mi destino
como palma de su mano.

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Y el vacío que ahora tengo
contradice mi pasión,
como vana posesión
de un pasado que retengo.
Ante todos, yo sostengo

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un futuro consecuente
que pospone mi presente
al instante de mi cuna,
donde cupo la fortuna
que me quiso recurrente.

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No me lo llena el morir
el vacío de quererte,
si seguro, tras mi muerte,
llenarás mi porvenir.
¿Cuánto cuesta no fingir

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esta terca soledad?
Al vivir, tu oquedad
me previene de su vicio
y del torpe desperdicio
que conlleva la maldad.

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La imagen en que me miro
interroga tu mirada,
que se siente difamada
por el beso que suspiro.
Con los años, ya no admiro

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el rubor que te describe,
pues presiento que se vive
sin pensar en lo perdido,
como tiempo derretido
en reloj que nos prescribe.

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Más que reflejarme a mí,
se refleja tu silencio
en un gesto que sentencio
a tenor de lo que vi.
¿Es que acaso no te di

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una prueba de mí mismo?
Al sentir tu paroxismo,
se deshizo mi sentir,
que no ha vuelto a concurrir
en larguísimo mutismo.

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Soy yo mismo: una apariencia
que confirma mi pasado,
un recuerdo que, callado,
dulcifica tu conciencia.
Entre tanto, mi paciencia

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desafía su destino
y se bate con tu sino,
proyectando la ficción
de una esquiva desazón
que dilata su camino.

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Que ahí existe, sin vivir,
la razón de mi existencia,
castigada sin presencia
por el hecho de existir.
Ante el hito de morir,

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me planteo cierta duda:
¿Qué será lo que se escuda
tras el velo de la vida?
¿Es la meta o la salida
de un destino que se muda?
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