1er Premio de Poesía IV Certamen Literario Ateneo Blasco Ibáñez 2013
QUIZÁ EL TIEMPO BORRÓ
Quizá el tiempo borró las cucarachas
negras en el albor de la azucena
y crió los paisajes demorados
con la leche y la hiel de las higueras.
Dentro de mí, febril de amor el alma,
se funden los anhelos de manos frías.
¡Qué sigilo de insectos estancados!
¡Qué bullicio de guantes panza arriba!
Quiero ser el azul del firmamento
cadencia del océano en las playas.
No me reveles tu fugaz estrofa.
Dame tan sólo el roce de tus ramas.
La vida fluye sin saciarse nunca,
siempre ávida de cuerpos y caricias,
siempre ofreciendo ungüentos y conjuros,
borracha de soñar por las esquinas.
La muerte va escribiendo en las pizarras
nombres y sombras de mujer y de hombre.
¿Por qué quejarte del hedor del agua
donde se mira el yodo de la noche?
El tiempo se chancea de nosotros
mientras cubre de yeso las mejillas.
Los ríos se helarán bajo los puentes
y se pondrán las bocas amarillas.
YA ERES MAYOR
Ya eres mayor. Ya llevas todo el tiempo
cargado en tus espaldas suplicantes.
Y todo el sueño de tus noches yermas
y todo el llanto de tus días hueros.
Ya has callado las brújulas estériles,
las esperanzas tibias y los surcos
tediosos en las páginas sin tregua
de tu azar apaisado y contundido.
Ya has perdonado el cieno que a destajo
volcó sobre tus alas el acíbar
de la plática en vela de la aurora
y la caricia opaca de los cuerpos.
Ya eres mayor. Ya sientes las pisadas
agusanadas de la niebla insípida,
y la respiración hosca y maltrecha
del olvido trepando por los pájaros,
mientras tu aura se llena de goteras
y tus brotes de abscesos y rendijas.
Ya llueve en tu mirada ajena al sol
que se desmiga en el estanque ajado
de otra vida, de otra alma, de otros ojos.
Ya se erizan de aulagas las parcelas,
de batallas perdidas los senderos.
Todo te es prescindible y coartada.
Ya eres mayor. Ya no mendigas sueños
en el porche agrietado de la nieve.
Ya no amagas esfuerzos ni reproches,
ni ya sacudes de tu sombra parva
el polvo invertebrado de recuerdos
que hacen cola en la acera de tus labios.
Ya tan solo atesoras los escombros
y las reliquias de asideros cómplices,
de ansias y goces de segunda mano,
de despojos convictos y trincheras.
Y rebañas frustrado los espejos
con todo el frío de tu vida a rastras.
NOSTALGIAS
Nostalgias apretadas de gatos y braseros,
de libretas de cuentas y de caligrafías,
de pan con chocolate y gusanos de luz.
Nostalgias embebidas de recodos y alberges
manando de debajo de la arena
y de detrás de los juncos.
Nostalgias que pespuntan los ojales
pegados a la orilla verdecida
de pies pausados y pisadas roncas
y se secan al sol que hace posible
las perspectivas transparentes
y mudas de las telarañas.
Nostalgias envainadas de zarcillos,
de celindas y latones
corriendo por las sílabas del aire.
Nostalgias que traen en su vuelo
sombras de campanarios y murciélagos,
cuchicheos de avispas y de fuentes.
Nostalgias que llevan en sus alas
plumas de serrín y plomo
y en su pico regaliz.
Nostalgias crepitantes en las olas de un mar
reheleado y translúcido
que se disgrega en instantes
entre las gotas caprichosas
e indóciles de la tormenta .
Nostalgias traspasadas de culebras
y cables conectados a cadáveres
apilados en cartapacios.
Nostalgias desvalijadas
que afloran entre la lama
a las fragancias estriadas
y a los espejos donde se asilan
el musgo y los estanques que el tiempo desecó.
© Jesús Moreda Gamundi ver currículum »