Manuel Giménez: En un juego de vida

Este mundo es el camino
para el otro que es morada
sin pensar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.

Jorge Manrique

I
Al dictado se consume
nuestra historia día a día
sin desvelo.
El libro escrito no asume
borrones ni algarabía
con su celo.
Las obras del hombre se hacen
en la conciencia del sueño
consentido.
En la nada se deshacen
los que quieren ser el dueño
pretendido.

II
No quisiera transgredir
mi parca naturaleza
con asuetos.
Dejadme solo vivir
la voluntad y firmeza
de mis retos.
Sin libertad y sin miras
me arrojan hacia el destierro
pretendido.
No quiero acoger mentiras
ni abandonar el encierro
confundido.

III
Mi cuerpo no se conforma
con recorrer el camino
divergente.
Al mundo doy la forma
de obelisco bizantino
emergente.
Busco alcanzar la belleza,
los sentimientos más puros
me acompañan.
Yo no soy el que tropieza
si en los lugares oscuros
me cizañan.

IV
Si salgo del laberinto,
si descorro las cortinas
de mis miedos,
pareceré otro, distinto,
sujeto a las disciplinas
y los credos.
Si mi tiempo me lo ordeno
y programo con los días
las secuencias,

nada en mí tendré de ajeno,
no tendré manos vacías
ni adherencias.

V
Quiero quebrar la distancia
y soñar con imposibles
desagravios.
Quiero valer mi ignorancia
aun con mis dudas posibles
y resabios.
Mi vida está encadenada
a las horas del pasado
revertido.
No me asusta ser la nada
pues nadie me ha cancelado
lo vivido.

VI
Para ver amaneceres
entre las nubes sin trabas
ni apariencias,
has de saber lo que quieres
sin pensar que desdeñabas
las creencias.
La propuesta de unos ojos
no retiene los preludios
del paisaje.
Pienso en blanco sin despojos
que precisen interludios
en su anclaje.

VII
En un tímido escrutinio
de caricias y miradas
de mi otoño,
ya no tengo el vaticinio
si las acciones pasadas
emponzoño.
No me quedan estaciones
donde acunar mis deseos
con alianzas.
No quiero las negaciones
ni banales boicoteos
de esperanzas.

VIII
Del final, ya casi incierto,
abre fosas lo creado
cuando llega
la señal del hombre experto
y todo lo acumulado
lo disgrega.
Tierra de plural textura.
Mis labios están sedientos,
prisioneros
de una pizca de ternura
si buscan con pasos lentos
los senderos.