3er Premio de Poesía XIV Certamen Literario Ateneo Blasco Ibáñez 2023
Antonio Capilla Loma
Los Pies han alcanzado el Horizonte
I
Hay quien piensa que el tiempo es un capricho
de una divinidad que nunca escucha
o un cúmulo de fuerzas sin control.
Hay quien piensa que sopla y nos acaba
como al bosque las llamas de un incendio
como al roble el poder del huracán.
Mas yo sueño que es una mariposa
que en su vuelo nos muestra la existencia
y con ella volamos mientras vuela.
II
Rompiendo la distancia que nos ciega
un golpe a la conciencia un ser que llama
un extraño de humanidad transido.
Hay mares, me pregunto, hay desiertos
hay fosos, hay muros, hay fronteras
que acallen la llamada de este extraño.
III
El viajero que siento ser extraño
a un extraño ha venido
y ese extraño soy yo.
El viajero me ha mirado a los ojos
y me ha dicho quedamente al oído
abrazándose a mí:
Vamos juntos, hermano,
sigamos adelante
aunque no haya camino.
Tú y yo juntos iremos
en medio de la bruma
y el camino lo haremos paso a paso.
IV
Has venido de lejos
con el alma desnuda
y siento que me miras como a extraño.
Porque extraño es mi acervo para ti.
Pero llegas, me abrazas y respondo
a tu abrazo mirándote a los ojos:
Hermano, voy contigo,
seguimos adelante, no hay regreso,
atrás quedó la estela del ayer.
Así juntos seremos
como ariete que ensancha el horizonte
y el camino lo haremos caminando.
V
Prosigamos, me dices, no hay retorno,
nuestra vida discurre y se consume
como estrella fugaz.
Pero vamos prendidos de su luz
marchando más allá del horizonte
anunciando que la Tierra es nuestro hogar.
Porque somos tú y yo
caminando ya juntos
con el mismo propósito.
VI
Y aunque la luz declina
cuando la luz asombran
con un soplo de hielo,
y aunque el odio prosigue
como lluvia de plomo
devastando la tierra,
y aunque vemos que llueven
mariposas de sangre
en un campo aterido
permanecemos firmes
siempre yendo adelante
reformando la casa que es de todos.
VII
Con esto nuestra marcha resplandece
como aurora que anuncia el nuevo día
como ofrenda de luz a un noble empeño.
Con los brazos abiertos
con el cuerpo desnudo
nuestra casa común está al alcance.
No hay nada que temer
germina la simiente a nuestro paso.
Los pies han alcanzando el horizonte
VIII
Y aspiro la fragancia de la flor
y el fresco de la noche
y el aura aterciopelada del cosmos.
Y el cosmos con su pálpito intangible
me aúpa y me sostiene
acompasando su ritmo a mi latir.
Y es el sublime instante
en que el hogar ya abarca a todo el mundo
colmando nuestro afán.