3er Premio de Poesía 2024: Norma González

3er Premio de Poesía XV Certamen Literario Ateneo Blasco Ibáñez 2024
Norma González Peralta

LLUEVE Y HACE FRÍO

Carta de Rosalía a Murguía.

¿Recuerdas?
¿Recuerdas las gotas de lluvia
deslizándose
por los cristales hasta mis ojos,
el dolor de mi vientre de nueve lunas,
los pequeños que se fueron en noches de bruma
después de haber intentado revivirlos con mi aliento?
Y llueve y hace frío.
Eran instantes
de agonía eran instantes
donde desbordaban las palabras
el hueco vacío de las respuestas
como inquietantes instantes helados
flotando entre los dos.
¿Recuerdas?
Hasta la brisa en el jardín mareaba
el claro morado de las hortensias
como un río brumoso en la mañana
y narraban los castaños la leyenda
desde los frutos mustios de sus horas.
Entonces,
se entrelazaban nuestras manos
mitigando el frío inerte de la tarde.
Y los espejos nos llevaban
a sendas laberínticas.
Las miradas hablaban por sí solas
del vacío sin futuro del destino.
Me pregunto
dónde
está tu recuerdo, en qué libros
cual trébol reseco de cuatro hojas
sobreviviendo el roce del olvido.
En qué recóndito rincón sin mayúsculas,
sin poesías inspiradas que respondan
a alguna pregunta.
Dime dónde
se han remontado las cometas,
los sueños comunes, los sueños jóvenes,
el azul inocente de los cielos puros
bajo la luz radiante del verano
que transforma el tacto en deseo.
Y llueve y hace frío.
Ya no te veo en la distancia.
Sin estela ni huella ni rastro
se pierde mi mirada en la ventana
abierta que deja entrar el mar,
antes de irme en el último suspiro.
Y de pronto es invierno y hace frío.
En el aire hay demasiadas cosas graves
envueltas en perennes melancolías
saboreadas en mieles momentáneas.
Y te nombro y me olvido otra vez.
Y veo una mirada sin color tras los cristales
donde me transporto al reino de los ángeles.
Tus manos
coloreadas de nieve de los montes hoscos
se evaden de la frialdad de la luna
y ya pueden alejarse por el camino
libres de todo fuego y toda escarcha.
Porque en este momento y de súbito
te revive un clamor de pajarillos
que quieren despertar con su llamada
el eco perdido de caricias
y convertir este valle de lágrimas
en una oportunidad de la mañana.
Son deseos
de arroyo borbotando
que en este mi último suspiro
se quedan anclados en el alféizar
de esperas inútiles.
Despliego mis alas y
me elevo, bien alto.

Llueve y hace frío.
¡Y te quise tanto!